
Hacia el año 2887 A.C. se popularizan en Sumeria las piedras
de molino, que presentan múltiples ventajas respecto de las técnicas practicadas
hasta la fecha del machacado y del rayado.
El dispositivo de molienda está
formado por dos piedras, de las cuales la inferior es fija y la superior gira
horizontalmente.
Al principio se levanta la piedra superior para introducir el
grano y más tarde se perfora la muela por su centro y se introducen en el vástago
que va sujeto a la piedra inferior.
El trigo se añade a través de la holgura
que queda entre el vástago y el agujero.
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